Si su oficina, almacén o edificio utiliza tubos fluorescentes o tubos de luz LED plug-and-play, usted depende del balasto de su aparato para que todo funcione correctamente. Sabe que el balasto es una parte importante de la luminaria, pero ¿sabe por qué o cómo funciona?
¿Qué es un balastro?
En pocas palabras, el balasto es el corazón de un aparato de luz fluorescente que envía energía (bombea sangre) a través de la lámpara. Un balasto proporciona la cantidad correcta de voltaje para encender las lámparas y regula la cantidad de corriente que fluye hacia ellas una vez que están encendidas. Para encender una bombilla fluorescente, debe producirse un arco entre dos electrodos de la lámpara. Este arco se produce cuando el balasto suministra rápidamente la cantidad correcta de voltaje y corriente eléctrica para provocar el arco. A continuación, limita inmediatamente el voltaje y la corriente que se consume a lo justo para producir una salida de luz constante. Sin esta regulación, un tubo fluorescente que reciba energía directamente de una fuente de alimentación de alto voltaje aumentaría incontroladamente su consumo de corriente. Esto haría que la lámpara se sobrecalentara y se quemara en un par de segundos. Los balastos están diseñados para funcionar con un número específico de lámparas de un tipo específico a un voltaje específico. Esto significa que no todos los balastos son compatibles con todas las lámparas fluorescentes.
¿Cuáles son los tipos de balastos?
Los dos tipos de balastos fluorescentes son magnéticos y electrónicos. Los balastos magnéticos son una tecnología más antigua que suele venir en los métodos de inicio de precalentamiento o de inicio rápido. Estos balastos tienden a ser menos costosos que otros, pero tienen la tendencia a zumbar y parpadear a unas 120 veces por segundo. Los métodos de precalentamiento y arranque rápido calientan los cátodos de la lámpara antes de que el balasto proporcione el voltaje para encender la lámpara. Los balastos electrónicos funcionan de forma relativamente silenciosa, eliminando el parpadeo común en los balastos magnéticos, y son más eficientes energéticamente. Este tipo de balastos pueden ser de arranque rápido, de arranque instantáneo o de arranque programado.
Los balastos de arranque instantáneo son los más rápidos en encender las luces. Sin embargo, están diseñados para permanecer encendidos o apagados durante ciclos más largos. Encenderlos y apagarlos con frecuencia puede acortar la vida de la lámpara a largo plazo. Se denominan de encendido instantáneo porque encienden la lámpara al instante enviando unos 600 voltios a través de la lámpara para poner en marcha los cátodos. Los balastos de arranque programado, también conocidos como de arranque rápido programado, son más lentos en el arranque, pero no tienen los efectos perjudiciales de los balastos de arranque instantáneo cuando se utilizan con ciclos de encendido y apagado más frecuentes. Este tipo de balasto es básicamente un balasto de arranque rápido inteligente. Este tipo de balasto detecta la temperatura de los cátodos de las lámparas y utiliza sólo la potencia necesaria para encenderlas. Como los cátodos fríos necesitan más potencia para encenderse, estos balastos son más eficientes energéticamente que otros. Están diseñados para habitaciones con ciclos frecuentes de encendido y apagado, como escaleras, pasillos o baños equipados con sensores de ocupación/vacancia.
¿Cuándo debo sustituir mi balasto?
Aunque la sustitución no es una necesidad común, después de unos tres años, es normal que el rendimiento del balasto de una luminaria disminuya. Suelen fallar gradualmente, de modo que las lámparas pasan de tener ligeros problemas para mantener la potencia lumínica completa a dejar de encenderse por completo. Todos los balastos fallan en algún momento, por lo que es importante conocer los signos de fallo. Si sus luces parecen ser tenues, zumban, parpadean rápidamente o cambian de color, puede ser el momento de reparar su aparato.
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