Para mucha gente, sería difícil imaginar que se vive en un mundo en el que no existe la luz artificial. Desde la invención de las bombillas en 1879, el uso de fuentes de luz artificial en todo, desde las farolas hasta las lámparas de mesa, se ha convertido en una parte importante de la forma en que vivimos nuestras vidas. Aunque la luz artificial tiene muchos propósitos importantes, especialmente en lo que respecta a la seguridad pública y los avances tecnológicos, su uso excesivo e inadecuado ha dado lugar a la contaminación lumínica. Las consecuencias negativas de la contaminación lumínica son muchas, pero hay formas de prevenirlas.
¿Qué causa la contaminación lumínica?
Cuando una cantidad excesiva de iluminación exterior interfiere con el entorno natural, especialmente por la noche, puede clasificarse como contaminación lumínica. Cuando la luz se dirige hacia el cielo, se dispersa en la atmósfera y se refleja en el suelo provocando un aumento del brillo del cielo. Como se puede imaginar, la contaminación lumínica es especialmente destacada en las grandes ciudades de todo el mundo, donde la luz impide la visión clara de las estrellas en el cielo nocturno. Antes de la invención de la luz artificial, no era raro poder ver la Vía Láctea en todo su esplendor. Ahora que el paisaje natural sigue siendo cada vez más urbano, el cielo sigue brillando.
Según la Asociación Internacional del Cielo Oscuro, la contaminación lumínica tiene cuatro componentes:
1. Resplandor del cielo urbano – El brillo del cielo nocturno sobre las zonas pobladas
2. Intrusión lumínica – Luz que brilla donde no debe o no es necesaria
3. Deslumbramiento – Cuando los niveles excesivos de luz causan molestias visuales y disminuyen la visibilidad
4. Desorden – Agrupaciones de luz excesivamente brillantes, especialmente en zonas urbanas sobreiluminadas. Esto contribuye al resplandor del cielo urbano, al traspaso de la luz y al deslumbramiento.
¿Cuáles son los efectos de la contaminación lumínica?
Tal vez se pregunte por qué el brillo del cielo nocturno es perjudicial. El primero de los efectos negativos de la contaminación lumínica es que a los astrónomos profesionales les resulta cada vez más difícil observar el cielo desde la Tierra. Más allá de la astronomía, la contaminación lumínica afecta a las formas de vida de numerosos seres vivos. Según la AIF, la fauna puede verse muy afectada por el brillo del cielo. La contaminación lumínica puede afectar a los patrones migratorios de las tortugas marinas recién nacidas, las aves, los peces y las ranas, entre otros. Los animales nocturnos que dependen de días luminosos y noches oscuras también se ven profundamente afectados. Además de su efecto negativo sobre los animales, la contaminación lumínica también puede influir en el modo en que nuestros ojos se desarrollan y se adaptan a la oscuridad. Por no mencionar que el uso de demasiada luz de forma innecesaria desperdicia valiosos recursos.