Seamos sinceros, ya hemos dicho bastantes cosas sobre las lámparas fluorescentes compactas (CFL) y lo que las diferencia de otras fuentes de luz, como las incandescentes tradicionales o los nuevos diodos emisores de luz (LED). Las CFL, por ejemplo, tardan unos 30 segundos en alcanzar la máxima luminosidad porque utilizan un revestimiento fosforescente combinado con radiación ultravioleta para generar luz. En cuanto a las horas de vida nominal, duran entre 8.000 y 15.000 horas. Aunque las CFL no duran tanto como los LED, sí lo hacen más que las incandescentes. En cualquier caso, tanto si estás comprando una de estas bombillas como si sólo te interesa ser la luz de la fiesta, aquí tienes algunos términos de las CFL para añadir a tu colección.
Balastro electrónico
Todas las bombillas CFL utilizan un balastro para funcionar correctamente. El tipo de balasto que se suele encontrar en una lámpara CFL es un balasto electrónico. Encapsulados internamente en la base de la bombilla, los balastos electrónicos son el sistema de circuito que lleva de forma segura la cantidad suficiente de corriente a la lámpara modificando el voltaje. En comparación, la mayoría de los tubos fluorescentes utilizan balastos externos.
Eficacia
Técnicamente, la eficacia no es un término específico de las CFL. En realidad describe la transferencia de la salida de luz de la energía eléctrica que está utilizando. La eficacia de las luces se mide en lúmenes por vatio (LPW). Se puede considerar este término como la calificación que se da a la proporción de luz utilizada para alimentar una lámpara. Basándonos en la eficacia, podemos determinar la eficiencia con la que una lámpara emite luz visible utilizando electricidad. Se puede calcular la eficacia del sistema de iluminación de una bombilla dividiendo su producción de lúmenes por la potencia de entrada. La eficacia habitual de las bombillas CFL estándar es de 50-70 LPW.
Mercurio
Normalmente, cuando se piensa en el mercurio lo que viene a la mente es el líquido plateado encerrado en un termómetro de cristal, o la cosa que recientemente ha dado mala fama al atún. También encontrará este elemento en las lámparas CFL. El mercurio no se libera durante la emisión de luz o mientras las bombillas no se rompan. Aunque las lámparas sólo contienen una cantidad mínima de mercurio, unos 4 miligramos, debe tener cuidado al desechar grandes cantidades de CFL. Esto se debe a los posibles efectos peligrosos que el mercurio podría tener en usted y en el medio ambiente. Una forma de garantizar la seguridad al desechar las CFL es el reciclaje. Asegúrese de leer las instrucciones especiales que acompañan a las lámparas.
Fósforo
Un fósforo es un material o sustancia sólida que crea luz o luminiscencia, que es cuando se produce luz sin una fuente de calor como la electricidad. Este compuesto se puede encontrar en las CFL y funciona cambiando los rayos UV que se encuentran en las CFL en la luz visible que emite la bombilla. Cuando el compuesto de fósforo choca con los rayos UV, éstos comienzan a iluminarse. Se produce la fluorescencia, que es un tipo de luminiscencia. Mediante la fusión del fósforo y los rayos UV, se establece el color de la fluorescencia.
Esperamos que estos términos hayan arrojado un poco más de luz sobre las CFL. ¿Se te ocurre algún término adicional que añadir a la lista? No dudes en dejarnos un comentario en la sección de abajo o pásate a charlar con nosotros en Facebook, Twitter, Google Plus, LinkedIn, Pinterest o Instagram.