14 de abrilCourtney SilvaBombillasA
estas alturas, casi todo el mundo sabe lo que es una lámpara fluorescente compacta o CFL. Si no saben lo que es por su nombre, seguro que la conocen por su forma retorcida que se parece a la parte superior de un cono de helado blando. Pero si les preguntara qué es una lámpara fluorescente de cátodo frío, o CCFL, ¿estarían tan seguros de su respuesta? Aunque las bombillas CFL y CCFL pueden tener un aspecto similar, tienen sus diferencias, con ventajas e inconvenientes para cada una. Este artículo le ofrecerá un resumen de las diferencias entre las bombillas CFL y CCFL y le ayudará a decidir qué tipo es el mejor para sus necesidades de iluminación específicas.
Cátodos calientes y fríos
Lo primero es lo primero: aunque las bombillas CFL y CCFL utilizan un balasto y cátodos para producir luz, la temperatura, el tipo y la durabilidad de los cátodos varían. El tipo más común de bombilla fluorescente es el «cátodo caliente», o lo que la mayoría de la gente conoce como CFL estándar. En las CFL estándar, los cátodos están construidos con un filamento de tungsteno de alambre fino que se calienta a temperaturas que alcanzan o superan los 900 grados Fahrenheit cuando se enciende la lámpara. El calentamiento de los cátodos de las CFL estándar hace que liberen electrones que reaccionan con el mercurio del tubo de vidrio para crear una radiación ultravioleta (UV), produciendo finalmente luz visible. Este proceso reactivo por el que pasan las CFL estándar para producir luz es la razón por la que suelen tardar al menos 30 segundos en alcanzar la máxima luminosidad.
En cambio, los cátodos de las CCFL no se calientan mediante un filamento. En cambio, las CCFL utilizan cátodos que no necesitan filamentos para calentarse. Estos cátodos se parecen a pequeños dedales de metal que alcanzan temperaturas de 200 grados Fahrenheit. Aunque nada de estos cátodos es realmente «frío», 200 grados Fahrenheit es considerablemente más frío que los 900 grados de temperatura del cátodo caliente.
Tiempos de arranque y ciclos de encendido y apagado
Mientras que las CFL estándar tienen tiempos de encendido retardados de 30 segundos o más, las CCFL se encienden de forma instantánea, tardando poco o nada en alcanzar la máxima luminosidad. Esto se debe a que el proceso de calentamiento de una bombilla CCFL es mucho más rápido y requiere menos calor para crear luz visible. La construcción metálica en forma de dedal de los cátodos de las CCFL, como el de la derecha, también es más resistente que el fino filamento utilizado en las CFL estándar y puede soportar una cantidad de voltaje cinco veces mayor. Por ello, las CFL y las CCFL reaccionan de forma diferente a los frecuentes ciclos de encendido y apagado. Si alguna vez se le ha quemado una bombilla CFL antes de lo previsto, puede ser porque se ha encendido y apagado mucho en poco tiempo. Los cátodos más débiles de las CFL estándar no pueden soportar las frecuentes subidas de tensión. Esto hace que las bombillas de cátodo frío sean ideales para su uso en señales intermitentes y aplicaciones residenciales en las que las luces se encienden y apagan con frecuencia.
Regulación
No hay duda de que la tecnología de las CFL regulables ha avanzado a lo largo de los años y seguirá haciéndolo, pero todavía hay diferencias entre las CFL regulables y las CCFL. Como he mencionado anteriormente, los cátodos de las CFL estándar deben alcanzar temperaturas extremadamente altas para producir luz. La regulación de una bombilla CFL requiere que se reduzca la cantidad de tensión que recibe el balasto, lo que también reduce la temperatura de los cátodos y hace que las CFL tengan una capacidad de regulación limitada. Aquí es donde las temperaturas de funcionamiento más bajas de las lámparas fluorescentes de cátodo frío presentan una ventaja. Las CCFL regulables necesitan mucho menos calor para producir luz visible y pueden regularse hasta un 5% de su potencia luminosa original. Las CFL tradicionales, aunque han mejorado, normalmente sólo pueden regularse hasta un 20%.
Horas de vida nominal
Ahora que sabe que los cátodos de las CCFL son capaces de soportar más que los cátodos de filamento de las CFL estándar, probablemente no le sorprenda que las bombillas CCFL tengan una vida útil más larga. Con un uso adecuado, las CFL pueden durar entre 8.000 y 15.000 horas, dependiendo de la clasificación. Aunque esto es impresionante, las CCFL son capaces de durar tanto como algunas bombillas LED del mercado, con una vida útil de hasta 25.000 horas.
Teniendo en cuenta toda la información anterior, la elección entre las CFL y las CCFL depende en gran medida de lo que sea mejor para una aplicación concreta. Si está buscando una bombilla que pueda soportar el clima frío, ciclos frecuentes de encendido y apagado, o que tenga capacidades de regulación flexibles, las CCFL serán su mejor opción. Sin embargo, las CCFL tienden a ofrecerse en potencias inferiores y no tienen rendimientos lumínicos equivalentes a las CFL estándar, que son capaces de alcanzar equivalentes incandescentes de hasta 150 vatios en aplicaciones domésticas. En cualquier caso, las lámparas fluorescentes compactas son una solución de iluminación rentable que le ayudará a ahorrar energía.
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Courtney SilvaBombillasccfl, bombillas cfl, bombillas cfl, cfl vs ccfl, bombillas fluorescentes compactas, ccfls regulables, cfls regulables, bombillas, iluminaciónFacebook0TwitterLinkedIn0RedditTumblrPinterest00 LikesCourtney Silva Deja un comentario Courtney Silva
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