Nos puede pasar a las mejores. Te estás maquillando en el espejo y todo parece perfecto, o eso crees. Justo después de subir al coche para ir a cenar con tus amigos, bajas la visera para echarte un último vistazo en el espejo. Para tu desgracia, ves que tu base de maquillaje es irregular y que tu sombra de ojos no tiene el color que pensabas. Lo más probable es que todos estos sean síntomas de una mala iluminación del espejo de maquillaje. A la hora de aplicar el maquillaje, hay algunos factores de iluminación que siempre debes tener en cuenta.
Utiliza la luz natural siempre que sea posible. La luz natural es la forma más barata y fácil de conseguir la mejor iluminación para la aplicación del maquillaje. Si puedes, coloca el soporte del tocador o el espejo cerca de una ventana que permita que la luz natural sea abundante y proporcione a tu rostro una iluminación uniforme y pura. Aunque la luz natural es una de las formas de luz más implacables en cuanto a la posibilidad de ver todas las imperfecciones, al menos sabrás exactamente qué es lo que quieres restar o realzar.
Busca una iluminación con un alto índice de reproducción cromática (IRC). La percepción de los distintos colores es muy importante cuando se trata de maquillaje. El color de una base de maquillaje puede parecer que se ajusta a tu tono de piel bajo una luz determinada, pero si esa iluminación tiene un IRC bajo, puedes darte cuenta de que no se ajusta en absoluto una vez que sales a la luz del día. Si normalmente te maquillas en el cuarto de baño, asegúrate de que la iluminación de tu tocador tiene un IRC alto para que puedas ver el color real de tus bases, sombras de ojos, etc. Como regla general, intenta que el CRI de tu iluminación sea superior a 80. Para una iluminación con un CRI perfecto de 100, deberás utilizar bombillas incandescentes para iluminar tu tocador.
Evite utilizar únicamente la iluminación superior. ¿Has estado alguna vez en un probador y te has dado cuenta de que la iluminación cenital acentúa cada pequeño defecto de tu cuerpo? Lo mismo puede ocurrir cuando te maquillas bajo una única luz superior. Utilizar una sola fuente de luz por encima de ti acentuará las sombras que se crean debajo de los ojos u otras zonas que no harán ningún bien a tu proceso de aplicación del maquillaje. Una luz colgante o una luminaria empotrada no te dará la iluminación suave y uniforme que necesitas para ver todo tu rostro con la mejor luz.
No te pases con la potencia. Cuando elijas las bombillas para la zona en la que sueles maquillarte, recuerda que una potencia elevada y una gran cantidad de lúmenes no equivalen a una iluminación de calidad para el maquillaje. La mejor iluminación para el maquillaje es la que produce una luz suave que no es terriblemente brillante. La mejor manera de conseguir este efecto es con lámparas difuminadas a través de pantallas o cristales, como las que puedes encontrar en apliques de pared o lámparas colgantes.
Utiliza varias fuentes de luz. Aunque no todos podamos tener espejos rodeados de bombillas como hacen las estrellas de cine en sus camerinos, hay formas de rodear tu rostro de luz. Utilizar un mueble de baño con más de una luz es una forma de conseguir una iluminación más uniforme. Pero una solución aún mejor es utilizar fuentes de luz a ambos lados de la cara. Colocar dos lámparas a ambos lados del espejo a la altura de los ojos resaltará todas las zonas de la cara y proporcionará una gran iluminación de trabajo.
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